¿Quién soy?

Mi foto
Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

domingo, 22 de abril de 2012

Un día para decidirnos a secar las lágrimas de la Tierra

Cada año, en el mes de abril, la vigésimo-segunda jornada tiene un nombre y una intención.  Ese es el Día Mundial de la Tierra, que se celebra desde hace varias décadas, y pretende que la población toda, en el lugar que esté, desde el polo Norte hasta el Sur, tenga conciencia de la contaminación y los problemas que se le asocian.
El primer intento ocurrió el 22 de abril de 1970, hace ya 42 años, y fue promovida por el senador y activista ambiental Gaylord Nelson, para la creación de una agencia ambiental.
En esta convocatoria participaron más de mil universidades, diez mil escuelas primarias y secundarias y centenares de comunidades y, gracias a esa presión social, el gobierno de los Estados Unidos creó la Agencia de Protección Ambiental y dictó varias leyes dirigidas a la protección del medio ambiente.
Poco después, en 1972, se celebró la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente, conocida como Conferencia de Estocolmo, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales y que se instituyeran las políticas necesarias para erradicarlos.
Recientemente, en el año 2009, y a propuesta del presidente boliviano, Evo Morales Ayma, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que la celebración se llame Día Mundial de la Madre Tierra, una expresión común para referirnos al lugar en el que vivimos, en diferentes países y regiones. 
Estas jornadas apenas tienen 24 horas y no alcanzan para convencer a todos de cuán importante es proteger al planeta y sus recursos naturales, en aras de una vida plena, con aire puro, árboles, animales, ríos… en fin, con lo que tenemos ahora y que, lamentablemente, va rumbo a la desaparición.
Conservar la biodiversidad es la meta que nos trazamos; pero, con mucha frecuencia, las listas rojas nos informan de especies de la flora y la fauna que desaparecieron para siempre y de otras que disminuyen de manera paulatina y de las cuales quedan unos pocos ejemplares.
La Tierra hoy llora y clama por el concurso de sus hijos para que no la dejen ir, en una muerte lenta, que no se ve en el día a día y sí con el paso de los años.
Así lo demuestran el incremento de la temperatura global y los consiguientes deshielo y subida del nivel de los mares; también, la severidad de fenómenos meteorológicos como sequías, inundaciones, ciclones y los inesperados y destructores terremotos.
Todos esos problemas, de una u otra forma, lastiman nuestro hábitat y deterioran la calidad de vida de la humanidad.
Los daños los sufrimos todos y la responsabilidad recae, fundamentalmente, en los gobiernos de los países más desarrollados, que impulsan las guerras y el uso de armas químicas y biológicas, la tala de árboles, el desvío de las fuentes de agua, la industrialización y el consumo excesivo de energía eléctrica y, por ende, de combustibles fósiles.                   
Ahora hay desertificación y sequía, los suelos tienen mala calidad, crecen el cáncer, las enfermedades respiratorias y de la piel, se reduce la capa de ozono, los bosques dan paso a grandes ciudades, nacen muchos niños con malformaciones congénitas y escasea el agua potable. 
Y, en medio de esa situación asusta lo que dicen los científicos, de que en el año 2030, de seguir el actual paso, los terrícolas necesitaremos dos planetas como el que tenemos, para satisfacer nuestras necesidades y eso- lo sabemos- es imposible. 
Entonces, cobra especial valor la educación ambiental en todos los idiomas y en todos los rincones de la Tierra, ese planeta azul que se ve precioso en las fotografías desde el espacio y que, por dentro, lamenta la conducta de muchos que no cumplen las normas medioambientales.
Ellos y nosotros estamos llamados a vivir en armonía con la naturaleza porque las lágrimas de la Tierra ya se dejan ver y no es suficiente  secarlas con un pañuelo.  Es preciso evitar su tristeza para que la vida de todos sea más alegre y para que perdure, por todos los tiempos, para nuestros hijos y nietos.

Estadio Julio Antonio Mella, cuna de historia y emociones para los tuneros

Durante las diferentes series de la pelota revolucionaria, los tuneros hemos ido una y otra vez al estadio Julio Antonio Mella, con alegría y optimismo, a ver ganar y perder a nuestro equipo de béisbol; pero, fundamentalmente, a disfrutar de excelentes partidos, con jugadas atractivas y emocionantes.
Así ocurre desde que se inauguró una de las más importantes instalaciones deportivas de Las Tunas, a 690 kilómetros al este de La Habana.
De eso, hace ya mucho tiempo, en el lejano año de 1945; aunque, para ser honesta, desde entonces ha cambiado mucho pues no siempre fue como lo vemos en la actualidad, tan lindo y vistoso.
La historia de ese deporte en la ciudad tuvo muchas otras áreas, en las que se daban cita los conjuntos de entonces.  De ellas, la más significativa fue la Glorieta San Carlos, un terreno que se convirtió en estadio en la década del 20 del pasado siglo, gracias al estadounidense Charles Milligan, quien donó parte de su finca La Concordia, donde hoy se ubica la tienda La Blanquita, en el reparto de Buenavista.
Después, se jugaba béisbol en el Estadio Vidal, del reparto Santo Domingo, el cual se demolió en 1944; pero, por iniciativa del Alcalde Municipal, José “Pepillo” Hernández, se creó un Patronato denominado Todo por Tunas, que recaudó fondos para la construcción de una nueva instalación en los terrenos que donó la familia Velázquez, en la intersección de la entonces avenida Roosevelt, hoy calle Frank País, con la carretera de Puerto Padre, cerca de la estación del ferrocarril.
Comenzó a funcionar a finales de 1945, y en esa época tenía una cerca de mampostería y una gradería de madera, techada de guano, que luego fue de planchas de cartón y en la actualidad, está revestida de zinc galvanizado.
Además, disponía de varios palcos bajos, con capacidad para acoger a unas mil personas.
Por muchos años, hizo historia en Las Tunas el estadio municipal, al que también llamaban “Chicho Velázquez” por quien donó los terrenos.  En esa época acogió importantes encuentros de la Liga Profesional de Cuba, entre otros acontecimientos de ese deporte, y después del Triunfo de la Revolución Cubana, comenzó la remodelación y el acondicionamiento de la instalación.
Desde ese momento se llamó Julio Antonio Mella, en homenaje al líder estudiantil cubano, y con las transformaciones, amplió su capacidad a 13 mil personas, además de un área para el parqueo, cafetería y oficinas.
Curiosamente, en sus inicios, el terreno de juego se trazó con el home en la zona donde hoy está el jardín central del estadio, cuya ubicación es la correcta de acuerdo con las normas establecidas.
Ahora sus dimensiones son 325 pies por el jardín derecho, 400 por el central y 325 por el izquierdo, distancias esas que continuamente son superadas por los jonrones de Joan Carlos Pedroso, Alexander Guerrero y otros integrantes del equipo tunero, que lo acogen como su casa desde el año 1977.
Dentro, sobre la hierba, rodeado por las gradas y las torres de iluminación vive la emoción de este pueblo que ha visto el renacer de su conjunto en las últimas series nacionales de béisbol, al extremo de ser esta la ocasión en la que se acumulan más victorias.
Es este un regalo muy merecido por la afición, que vuelve, en cada cita, para acompañar y apoyar a nuestro equipo de pelota; aplaudiendo sus jugadas, coreando motivaciones y hasta pidiendo a los seres divinos por otro triunfo para hacer más grande a este territorio, a sus peloteros y al estadio Julio Antonio Mella.

Sala Polivalente de Las Tunas, la grandeza de su tamaño e historia

Inmensa y misteriosa en su estructura es la sala polivalente Leonardo Mc Kenzie Grant, sede de importantes eventos deportivos y artísticos, y parte del desarrollo social de la provincia de Las Tunas, a 690 kilómetros al este de La Habana.
Inaugurada el 25 de junio de 1988, desde entonces, la instalación embellece la geografía de la ciudad cabecera y, al cabo de un cuarto de siglo, se mantiene en su grandeza y majestuosidad como una de las siete maravillas de la ingeniería tunera en el siglo 20.
Esa institución honra con su nombre a un esgrimista también grande, Leonardo Mc Kenzie, quien vivió aquí y, lamentablemente, murió en las aguas de Barbados, cuando un cobarde sabotaje organizado por Luis Posada Carriles hizo explotar una nave de Cubana de Aviación, que lo traía de vuelta a la Patria con el cuello cargado de medallas.
Ubicada en la intersección de las avenidas Dos de diciembre y 30 de noviembre, la obra constituyó un estudio de factibilidad pues fue la más grande y única de su tipo en el país.  Después se hicieron las de La Habana, Sancti Spíritus y Santiago de Cuba; pero, ésta sirvió de patrón para las demás.
Comenzó a construirse en el año 1982, en un proceso que duró cinco años.  Para ese entonces, en los alrededores solo había malezas, aunque en las cercanías estaba el seminternado Toma de Las Tunas y un moderno hospital, el Ernesto Guevara, que trajo esperanzas para la región.
De su edificación sobresalió el izaje, con gatos hidráulicos, de la estereocelosía que conforma el techado, de seis mil 253 metros cuadrados.  Esa estructura pesa 814 toneladas y descansa sobre 52 columnas a una altura de 14 metros.
La sala polivalente tiene capacidad para tres mil 500 espectadores y hasta cinco mil cuando hay mucha demanda por parte del público, en dependencia del evento que se realice en ella. 
También posee un área de entrenamiento con tabloncillo y cuadrilátero, vestíbulo, cafetería, salones de prensa y de reuniones, oficinas y un parque en la parte delantera en el que, al atardecer, muchas parejas alimentan su amor y sus sueños, cerca de una escultura del artista tunero Rafael Ferrero, la cual representa a una gimnasta.
El costo de su construcción civil fue de tres millones 494 mil 300 pesos, los que se revierten en el hecho de que ha sido sede de importantes eventos deportivos y culturales, entre los que sobresalen el Torneo Giraldo Córdova Cardín de 1988 y las presentaciones del Circo Nacional de Cuba.
Para los tuneros, la institución es muy significativa; se le quiere y se le admira; y se sufrió por ella cuando el huracán Ike dañó una parte de su cubierta.  
Después de 25 años se mantiene para aumentar la grandeza de su tamaño e historia.

Corroboran incremento de las temperaturas mínimas en Las Tunas

Investigaciones realizadas recientemente en el Centro Meteorológico Provincial de Las Tunas, a 690 kilómetros al este de La Habana, corroboran que en el territorio el clima se está volviendo más cálido y que el calentamiento observado se asocia al aumento de los valores de las temperaturas mínimas. 
El estudio precisa que las evidencias demuestran que la tendencia hacia un clima más caliente está muy influenciada por el abrupto cambio que se observó en las series temporales de ese elemento, durante los años 70 del pasado siglo y que produjo un intenso calentamiento de las capas bajas de la troposfera.
En esa época, las temperaturas mínimas tenían un valor promedio alrededor de los 20.7ºC y desde el año 2000 en el territorio tunero se alcanzaron valores próximos a los 21.7ºC, cifra que, según la simulación de escenarios climáticos, seguirá en aumento.
El Máster en Ciencias Meteorológicas Camilo Más García, especialista de la institución, precisó que el incremento de la temperatura mínima media en el orden de 1ºC acarrea algunas consecuencias como la disminución de la amplitud térmica pues las temperaturas máximas medias mantienen sus valores, por lo que la diferencia entre la menor y la mayor se hace más corta.
Agregó que esas condiciones son nefastas para la vida de las plantas, los animales y las personas ya que los seres vivos necesitamos de diferencias entre las temperaturas diurna y nocturna para mantener nuestro ciclo normal evolutivo.
Puntualizó el especialista que lo que ocurre en Las Tunas es un fenómeno mundial y constituye una evidencia del cambio climático, que también incide en la transformación de las estaciones, como el pasado invierno en el que apenas vivimos ligeros frente-fríos.